El Genocidio Armenio (I): El Origen
- JJGhostwriting
- 8 may 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 9 may 2020
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Armenia es uno de los países donde, según varios estudios, pudieron asentarse las primeras civilizaciones conocidas. No es solo un país, sus habitantes conforman una etnia avalada por unos de los idiomas más antiguos y una de las culturas primitivas más incipientes en la historia del mundo. Geográficamente se encuentra al amparo del mítico monte Ararat, donde se cree que varó el arca de Noé, en el Oriente próximo, a caballo entre Europa y Asia.
Los Armenios están considerados como los primeros en adoptar la religión cristiana, pocos años después de la muerte de Cristo, gracias al apostolado de dos de sus apóstoles directos, Judas Tadeo y Bartolomé. En la actualidad, la religión practicada es la cristiana apostólica Armenia, independiente de la Católica y la Ortodoxa, y cuenta con su propio papa. Debido a su emplazamiento geográfico, los Armenios han estado rodeados por países de religión islámica, con los que ha mantenido un continuo enfrentamiento hasta el momento en el que comienza su genocidio y su posterior diáspora.

24 de abril de 1915, esa es la fecha. Es el primer genocidio de la era moderna, el que infrigió la nueva República de Turquía, heredera del Imperio Otomano, a la población de etnia Armenia. Durante más de dos años, casi dos millones de Armenios fueron detenidos, expulsados, torturados y masacrados en una limpieza étnica de la que, a día de hoy, Turquía aún no se ha responsabilizado.
Los Antecedentes.
La “Cuestión Armenia” estalla, en realidad, a finales del siglo XIX. Desde mediados del siglo XIV, una gran parte de la población queda bajo la jurisdicción del imperio Otomano aunque, por causas religiosas, la variante Cristiana de la iglesia Armenia, con su propio Papa, cuenta con el llamado “Millet”, una especie de tribunal propio para la regulación de asuntos referentes a su confesión, independiente de los tribunales islámicos.
En la década de los 70 del siglo XIX, casi tres millones de Armenios viven en territorio turco. Toda la parte oriental depende de lo que les apeteciera resolver, tanto a turcos como a kurdos, convirtiéndose en su blanco predilecto. Se les considera ciudadanos de segunda.

La situación intenta cambiarse cuando las tres principales potencias del continente europeo, Alemania, Francia e Inglaterra, presionan a Turquía para que deje de maltratar a las minorías que están bajo su dominio. En la teoría, el “Tanzimat” desarrollado por el gobierno turco aliviaba la fuerte presión sobre el pueblo armenio. En la práctica, nada de eso cambió.
Por ese motivo, la élite intelectual armenia, muchos de ellos desde dentro de las instituciones gubernamentales turcas, emitieron una serie de quejas para dejar de ser considerados como ciudadanos de segunda.
"el saqueo y asesinato en ciudades armenias por parte de los kurdos [musulmanes] y circasianos, irregularidades durante la recaudación de impuestos, comportamiento criminal de los funcionarios del gobierno y la negativa a aceptar a los cristianos como testigos en juicios"
(Akçam, Taner (2006). A Shameful Act: The Armenian Genocide and the Question of Turkish Responsibility)
La llamada “Cuestión Armenia” surge en 1878, tras la ocupación rusa del ya extinto imperio otomano. El Tratado de San Stefano del 03 de marzo supuestamente daba autoridad a los armenios para autogobernarse en los territorios en los que esta guerra entre rusos y turcos dejó una auténtica catástrofe. Sin embargo, una vez más, los turcos no aceptaron la claúsula del tratado.
Gran Bretaña, alertada por la flagrante falta de escrúpulos por parte de Rusia para atribuirse poder decide entrar en acción, convocando de nuevo a las grandes potencias para la redacción de un nuevo tratado, que se produce en Berlín el 13 de julio del mismo año. El resultado final es reducir aún más la claúsula referente al autogobierno armenio, dejándolo en una simple previsión de reformas que nunca se llevarían a cabo.

El devenir de los acontecimientos provoca la total indignación de la delegación armenia, que se ve ninguneada y utilizada como un muñeco de trapo en manos de las grandes potencias europeas. Las élites políticas e intelectuales residentes en los principales países europeos comienzan a crear una serie de partidos políticos que, a pesar de sus diferencias ideológicas tienen un objetivo común: lograr que se reconozcan los derechos del pueblo armenio en lo que ellos consideran su territorio, donde han vivido y convivido con otros pueblos durante siglos.
El sentimiento nacionalista armenio desencadenará el resto de los acontecimientos.
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